Garapuyaestoque. 1991
Escultura. 103 x 19 x 4.5 cm
T. Mixta
Equus. 1991
Escultura 80 cm alto.
T. Mixta
TORO. 1991
Escultura 38 x 23 x 54,5 cm
T. Mixta
<<Respecto
a los detractores abolicionistas, hay que empezar por señalar que las
instancias gubernamentales a las que dirigieron sus peticiones de suprimir las
fiestas de toros dieron, por lo común, la callada por respuesta, o se mostraron
muy renuentes siquiera a considerar sus súplicas. Y ello no solamente era
debido a que las propias autoridades participaban de esa pasión taurófila tan
general y extendida por todo el Reino, sino también a que, como llegó a
observar el mismísimo Felipe II en una conversación privada con el Nuncio
Castagna, los altercados con que sería recibida la prohibición del toreo
acarrearían un daño mucho mayor que el originado - según exageraban los
prohibicionistas- por el consentimiento de su práctica. Véase
cómo da cuenta de ello el propio Nuncio de Su Santidad, en una epístola
remitida al Cardenal Alexandrino: "Hablando como por mi cuenta en una
ocasión con S.M., traté de persuadirle que quitara las corridas de toros, y en
suma hallé que literatos y teólogos han aconsejado muchos años ha que no son
ilícitas, y entre otros alegan a fray Francisco de Vitoria. Y S.M. dice que no
cree poderlas quitar nunca de España sin grandísimo disturbio y descontento de
todos los pueblos, y, en suma, no encuentro en esto buena
correspondencia".>>
Las Fiestas de Toros,
del Siglo de Oro a la Edad de Oro.
Janete M. C.
Silva
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